domingo, 7 de junio de 2009

Lluvia y amor

Pasaron los dias, los meses e incluso los años. Cambiaron las personas, la ciudad, los campos... Pero ella seguía, ella no podía olvidar, no podía dejar de querer. Era tarde, hacía frío, y el alcohol empezaba hacer mella en su cara y en su cabeza. Sólo tres amigas, una botella de ron y una noche fria y lluviosa cambiaron su vida, su destino, su ser. Estaba tranquila, feliz. Las horas anteriores a esa noche las había pasado recordando. Imaginando y planeando que pasaría ahora. Hacia apenas 24 horas que se habían despedido. Ella aún seguía nerviosa, seguía analizando cada frase, cada momento y cada gesto. Una parte de aquel corazón todavía no se lo creía. No daba crédito a como sus sentimientos habían cambiado. Intentaba pensar en que punto dejó de ser amigo para convertirse en sus mañana, sus tardes y sus noches. Aún así. Ella lo negaba. Nunca reconocía que se moría por verle. Que se sabía las conversaciones de memoria o incluso que lo esperaba despierta mirando a la pantalla. No sólo se lo negaba a los demás, tampoco ella quería creerlo, tampoco ella quería quererle...
Y otra copa... Y las nubes cada vez mas cerca, y el alcohol cada vez mas presente. Las risas se acentuaban y las 3 bebían con ganas, echandole un pulso al frío. Y entre copa y copa, ella pensaba en él. En que estaría haciendo. Imaginaba que él también estaba pensando, que él tambien tenía ganas de verla. Sabía que él sólo saldría si el tiempo acompañaba, si en el cielo se vieran las estrellas. Pero no fue así. La ciudad se llenó de nubes, la lluvía comenzó a caer. Ella se concienció de que esa noche, no seria su noche. De que esa botella no participaría en su segundo asalto y que esos zapatos no serían los que le llevarían hacia él. Se relajó. Disfrutó. Ellas lo hacían posibles, estaban las tres. El trío. Su trío. Pero cuando menos se lo esperaba. Cuando planeaba donde dirigirse a bailar. Cuando mas llovía sobre su ciudad... Llegó. Sonó como un sms normal. Como si el director de su empresa de telefonía no le importara que aquellas palabras cambiaban su vida. Al leerlo su mundo se paró. Su sonrisa cambió, su voz se elevó. Lo contó. Apenas sin saber como. Sin saber que decir. Gritó. Estaba realmente feliz. Llena. Completa. Él quería verla. Quería quedar. Él también pensaba en ella. Él. Él. Él... Él estaba allí. Lo vio de lejos. Las decenas de consejos que le habían dado sus amigas en el trayecto bailaban en su cabeza. Él estaba allí... Él estaba con ella. Pasearon, y la lluvía les acompañó. Hablaron, y los nervios no se separaron de ellos ni un solo minuto. Rieron, se mojaron y llegaron. Con dificultad abrió la puerta de su portal. Lugar elegido tras darse cuenta de que la lluvía no cesaba. De que la lluvía no quería perderse ni un solo segundo de aquella mágica noche. Estaban solos. El mármol estaba frio. Ellos seguían mojados pero ninguno quería irse. No por ahora. No así. Ella hablaba, hablaba y hablaba. Él se reia, la miraba, se acercaba. Ellos disfrutaban. Se conocían. Se enamoraban. Y pasó... Surgío lo que tenia que suceder. Llegó. Ella se relajó. Sus bocas se juntaron. Y ella disfrutó tanto como los nervios le dejaron. -Me ha besado- Pensaba. -Me sigue besando- Recordaba. Era feliz. Feliz de una manera distinta. Feliz en todas sus dimensiones. Estaba locamente feliz. Seguían besándose. -Me encantas- Lo dijo. Sin quererlo lo dijo. Sin saber por que, lo dijo. Ella lo confesó. -Me encantas- Él volvió acercarse. Volvió a besarla. Volvió a reir... Volvieron hablar, pocas palabras y muchos besos. Llovía, seguía lloviendo. Y seguían besándose...

Ella cerró los ojos. Recordó la noche paso a paso. Amigas, alcohol. Paseo, lluvia, portal. Besos, nervios, mas lluvia. Otro paseo, mas besos. Despedida...
Ella sabía que esa noche no sería la última noche... Ella sabía que esos besos se repetirían. Que ese me encantas volvería a sonar. Pero no pensó que llegaría a tanto. Nunca imaginó que existiría algo tan fuerte. Tan bonito. Tan perfecto. Tanto amor...
Fué la primera noche de muchas noches. Fueron los primeros besos, de muchos besos. Fue el principio de su historia de amor...

Blanca y Curro. 8 de Diciembre del 2oo6